lunes, 3 de agosto de 2009

El Columpio


Hoy pase por ese columpio donde pasamos nuestra primera tarde juntos. Estaban dos jóvenes. Ella se mecía feliz de un extremo a otro. Reía mucho. Él estaba tranquilo, con los pies en la Tierra, se veía nervioso. Y me acorde de esa tarde.
Desde que te vi ese día, que el día se hizo perfecto. Olvide la discusión con mis padres que me había hecho llorar un par horas antes, solo dije " seamos felices un par de horas juntos". Ese cálido abrazo que me envolvió me hizo sentirme tranquilo, no habían nervios, me resulto hasta familiar tu perfume, como si fuera cm el aroma de Fresa que sale todas las mañanas saliendo de mi casa por la fabrica de Dulces. Aun recuerdo que lo primero que te dije fue "...porqué lloras?..." y tu me dijiste "...porqué lo haces tu...".

Esa abrazo fue eterno, lo esperamos casi 5 meses, largos, eternos. La vida no se va en un abrazo, pero nosotros queríamos meter nuestras vidas en uno, nacer con ese abrazo, que el pasado que nos atormenta borrarlo, no sufrir por el, volver a ser niños.

Al caminar un poco llegamos a esos columpios. Tu corriste y tomaste mi mano diciendo "...seamos niños un momento...". Tu me devolviste un poco esas ganas de ser feliz que tenia cuando niño.
Tu sonrisa al columpiarte es imborrable de mi recuerdo. Reías y decías "...mira estoy volando, como un ave...quiero tocar las estrellas...". Yo a tu lado viendo tu sonrisa de niña, empujándote para llevarte con las estrellas, y que vivas en una para te cumpla cada deseo loco que quieras. Una lagrimas llega a mi cara. Te veo y me dices "...gracias...contigo se que mi vida no apesta...". Solo siento tus brazos rodeándome y tu respiración en mi cuello. Lagrimas caen de tus ojos y explotan en tristeza en mi hombro. Me pides que esta tarde de columpios no se acabe, busco algo que decir en mi loca cabeza desordenada. "...la tarde no es eterna...pero la podemos repetir y hacerla mejor cuantas veces queramos...". Una sonrisa tuya me dice que dije algo bien.

La perfección no existe, por que las cosas perfectas se dan solo una vez, es imposible rehacerlas, cada momento es único y perfecto. Da igual si lloras o peleas. Es único, nada se igualara a el. Nuestras vidas fueron únicas en ese columpio. El fue testigo de nuestro primer beso, un beso de niños, puro, sin la maldad que nos rodeaba hace un par de horas. Ambos pedíamos un momento perfecto permanente, el sol se ocultó y sabíamos que esta cita había llegado a su fin. Un columpio fue mucho mejor que la comida Italiana. Ese momento de conversación fue único. Dos personas que parecemos tan distintas, buscábamos algo tan similar. Nos buscábamos desde que nacimos. Ahora que nos encontramos era absurdo dejar que algo tan insignificante nos separara. Seguimos juntos en la noche. Fuimos a ese centro comercial. Ahí nació ese peluche que tienes en tu cama. El único que esta ahí, es resto esta sobre un estante mirando la fortuna de Pastelito (así lo llamamos) de dormir a tu lado, y cuidar tus sueños. Caminar esa noche de la mano, compartir ese helado y saber que el mundo buscaba un descanso cuando nuestras vidas recién empezaban hace un par de horas. Sabíamos que la despedida era inevitable, la alargamos casi 4 horas. Ni aquel beso de vuelta en el columpio nos secó las lagrimas. El camino que nos distanciaba quedo marcado por pequeñas gotas oscuras que al explotar decían cuanto te extraño, así ese camino que nos separaba quedo unido, por la marca de esa despedida. Volvíamos a nuestras vidas, a intentar vivir, y a seguir con vida en este mundo hostil. Buscábamos la manera de seguir con vida para volver a vernos en los columpios que nos unieron. Así cada tarde.....


Al volver veo como la chica cachetea el muchacho, y se va indignada, el columpio es sabio, el no valía la pena, el recuerdo me atrajo y pase el resto de la tarde sobre el columpio. Intento alcanzar la estrella que querías ese día que nos conocimos. Así te espere esa tarde. Como todas las tardes.

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