domingo, 15 de mayo de 2011

Don`t Speak ♫






You and me
We used to be together
Every day together always


I really feel
I'm losing my best friend
I can't believe
This could be the end


It looks as though you're letting go
And if it's real,
Well I don't want to know


Chorus:
Don't speak
I know just what you're saying
So please stop explaining
Don't tell me 'cause it hurts
Don't speak
I know what you're thinking
I don't need your reasons
Don't tell me 'cause it hurts


Our memories
They can be inviting
But some are altogether
Mighty frightening


As we die, both you and I
With my head in my hands
I sit and cry


Repeat Chorus


It's all ending
I gotta stop pretending who we are...
You and me
I can see us dying ... are we?

El final de la linea


-¡No se puede y no puedes tener amigos hombres y lo sabes! –Gritaba Agustina mientras ordenaba el living.

-Pe…pero…

-¡No! O ellos se enganchan de la “amiga” o ella se engancha del “amigo” ¿Te das cuenta? A menos que sean todos gays…-Decía Agustina recorriendo la habitación agitadamente de un lado para otro.

-Ya oh –respondía Bea un poco triste.

-Te lo digo en buena. Después tú o él sufrirá y no quiero andar haciendo de psicóloga. Aaarrrggg, ya, si sabes que igual te apoyaré pero por fa…

-¡Yaa! Si se, pero es que no…

-No, no, no, nada de peros –dijo Agustina mirándola seriamente.

-Solamente lo decía porque no quiero que él quede mal. Es una buena persona y lo que menos quiero es herirlo –respondía Bea al borde del llanto.

-Si dejas que sea tu “amigo” se enganchará más, sufrirá cuando tengas un pololo o novio o cuando se te declare y le digas que no, que no te interesa o que simplemente lo ves como un hermano menor ahí si que lo herirás.

-Tienes razón ¿Qué hago entonces? –Le preguntó Bea a Agustina con tono de desesperación

-Ir alejándote de a poco. Él tiene que entender que tú no eres su propiedad, que tú puedes salir y hablar y tener “amigos” (de esos que entienden, no como este). Te controla (y te dejas controlar) ¡como si fuera tu marido! Por dios, amiga ¿En qué chucha te metiste?

-Te diré que igual me gustó. O sea, es que me trata como si fuera lo más preciado que tiene. Se preocupa de mi, me pregunta siempre cómo estoy, me llama, etc. Y cuando en mucho tiempo no tienes eso y llega alguien que te pinta el cuento muy bonito…es…lindo. Te gusta y te encantaría que siguiera y…

-Pero…te grita cuando se enoja, puede que te golpee un día y tú dirás que no es nada. No puedes acercarte ni al David porque él se pone celoso. Te puede llamar cien veces si no le contestas un solo día. Además pasa lejos de la ciudad y tu misma me dijiste el otro día que no te gustaría tener una relación a distancia (aunque suponiendo que la tienen…pasan peleando), no quieres estar sola y lo que más harás es estar sola.

-Todos tienes defectos…él prometió cambiar.

-¿Si? ¿Cuántas veces te lo ha dicho? ¿Has visto algún cambio? No te dejes engañar. Él tendrá defectos pero ya es así y no cambiará a menos que vaya a un psicólogo por la rabia que tiene. Por favor, termina con esto. No es nada tuyo, será más fácil alejarte de él. –Le dijo Agustina sentándose al lado de Bea.

-¿Me ayudarás?

-Si, obvio. Eres mi amiga-hermana y no te dejaré sola


Ya era bastante tarde así que Bea se quedó a dormir en el departamento de Agustina para no tener que manejar desde tan lejos hasta su casa.

En la pieza que le prestó su amiga se puso a pensar…

“Hace algún tiempo conocí a Renzo, aunque no quería conocer y tener una relación con nadie. Luego de tantas decepciones amorosas ya no iba a encontrar ni buscar a alguien que me aceptara como soy. Así que dejé en claro desde un principio a Renzo que no quería nada.”

“Pero no me di cuenta cómo el tiempo pasó y la “relación extraña”, como me gustó llamarla, se estrechó más y las llamadas iban y venían, peleas del tipo matrimonio, palabras cariñosas y conversaciones interminables podían hacer que me sintiera bien y pensara en sentir algo por Renzo. Algo a lo que no sabía cómo llamarlo.”

“Renzo desde el momento en que me conoció dijo que se sentía atraído por mi y mucho más cuando conoció a la verdadera Bea.”

Un recuerdo se le vino a la mente el día cuando estaban discutiendo por tonteras, Bea le dijo a Renzo:

-Búscate a otra, te mereces algo mejor, no una loca como yo. A alguien que te quiera y te valore…

-No voy a buscar a nadie. Ya encontré lo que andaba buscando. ¡Tú! Me encanta como eres ¿No entiendes eso? –respondía él a todo pulmón sin importarle que la gente mirara al pasar por la plaza.

“Si, yo ya sabía los sentimientos de Renzo hacía la “relación extraña”, solo faltaba que yo diera el paso pero tenia una tranca y mucha carga emocional, así que me reprimía todo y no dejaba que más sentimientos se posaran sobre mi por eso le negaba el camino a Renzo. Entonces otro vez más le volvía a aclarar que no quería nada con nadie. Hasta un día pensé en ser lesbiana para que los hombres y en especial los “pretendientes” (para no decir jotes) me siguieran molestando.”

Pero Bea sabía por qué había ido aquel día al departamento de Agustina, su mejor miga de muchos años, fue el día en que ya esa relación no podía seguir porque ya no era extraña sino que dolorosa. El hecho de que ella no quisiera abrirse de corazón le hacia mucho daño a los dos y porque él estaba lejos hacia que se sintiera muy sola. Estaba triste y no creía estar preparada para sufrir de nuevo.

Renzo estaba por titularse de una carrera prestigiosa y tuvo que mudarse a dos horas de la ciudad centro,  lo cual hacia que viera menos a Bea y pelearan por tonteras más seguido.

“Tengo que aclarar que solamente teníamos o tenemos una relación extraña, donde no era necesario decir lo que somos o podíamos ser porque ya se sabía todo. Es enredado, lo se. Hasta yo me enredo y me pierdo.”

Según Bea y muchos amigos más, Renzo había cambiado para mal. Estaba muy controlador y huraño, cualquier cosa que una persona decía él explotaba y hería con palabras.

“Creo que está muy solo allá. Pero yo no puedo irme allá. Capaz que los estudios, la presión de terminar la carrera, el tiempo. Nuestro tiempo…reducido a nada…En una de las  últimas discusiones le dije que cada vez que saliera con tonteras que formaran pelas yo tomaría distancia de él y ya había empezado hacerlo. Ya no era como antes, los sentimientos estaban cambiando. En vez de cariño siento miedo hacia él. No es justo, pidió perdón, prometió cambiar.”

En una conversación entre amigas, Bea expuso su problema:

-No se por qué siento que es mi responsabilidad. Aun siento cariño hacia el y me apena que esto este así –decía Bea a sus amigas.

-Pucha  Bea. Es como tu viejo. Déjalo, no te conviene y no cambiará –le decía una amiga.

-Siempre salen con webadas ustedes dos, decídanse luego. Si no es ni tu pololo, entonces… ¿Qué onda?

-Se nota que hay algo pero hay actitudes de los dos, si, de los dos que impiden que avancen Pooh.

-Sabes que más búscate a otro. Por andar dejando que  esa cosa te controle no has visto a los muchos otros que están interesados realmente en ti –le dijo Pamela, una amiga de la infancia.


Bea se despertó de sopetón cuando sonó la alarma de su celular. Eran las nueve A.m. y tenia que ir al trabajo en dos horas más. No tenía ganas de ir, sentía una tristeza, algo muy deprimente dentro de ella. Un cansancio no la dejaba levantarse y era como si llevara años de trabajo pesado e imparable.

-¡Buenos días! Bea, Bea, Bea tan bella. ¿Cómo dormiste? Es mi nueva cama de agua –Dijo Agustina animadamente.

-Bien… -respondió Bea lentamente.

-No se te nota ¿Estas bien?

-La verdad es que no. No iré a trabajar, no tengo ganas.

-Bea, si es por el Rancio o sea Renzo no tienes que dejar que te influya de aquella manera. Ven, levántate, tomaremos desayuno.

Luego de haber tomado desayuno perezosamente Bea llamo a su trabajo y dijo que no iría porque no se sentía bien. Era la primera vez que faltaba a su trabajo de 3 años así que no tuvo ningún problema.

Agustina se preocupó por su amiga y no dejo que manejara en aquel estado así que decidió ir con ella en auto hasta su casa. En el trayecto Bea no habló y no tenía buena cara.  Al llegar se encontró con David “muy respetuoso” como le decía Agustina.

-¿Te sientes bien? –Le preguntó él.

-Si, estoy algo cansada

-¿Es por el Renzo? Lo siento si te lo recuerdo pero me preocupas…

-Es…no…yo… -Bea no era capaz de terminar alguna frase.

-Oye por si a caso mi cama no fue la  culpable, es nueva…-decía Agustina intentando hacer que Bea entrara lo más rápido posible a casa.

-¡Bea! –Gritó alguien.

-¿Renzo? ¿Qué? Pero… ¿Qué haces aquí? Es un día de semana y tú tienes clases

-Te vine a ver. Darte una sorpresa. Después de mi comportamiento…lo siento Bea.

-Bueno, yo…me voy. Bea cualquier cosa me llamas. ¿Ok? –dijo David

-Gracias, en serio. Te agradezco mucho tu preocupación.

-Oye, no. Rancio vete de aquí. No sabes el mal que has hecho –dijo Agustina

-¡Agustina! Déjalo hablar –le gritó Bea

-¡Pero Bea! Después de todo lo que hablamos y lloraste. No puedes hacer esto, se fuerte. Recuerda lo de ayer.

-¡Agus! Lo se, por favor cállate…

-Se que te caigo mal Agustina, después de toda la mierda que hice pero escúchame un momento –le pidió Renzo

-¿Qué? ¿A caso vas a decirle que vas a cambiar? Por favor Rancio, o sea, Renzo. Nadie te cree, ni tú te la crees. La Bea esta mal de nuevo por tu culpa. No has tenido que ver cómo tu amiga se intentó de matar. ¡Te da igual imbecil!

-Bea no quiero tirar por la borda lo que he pasado todo este tiempo…

-Un gran apoyo y amistad –interrumpió Bea –Es tonto pelear y discutir por cosas que una pareja haría. Tú y yo no tenemos nada, aparte de hacernos tanto daño. No estoy lista para una relación y creo haberte dicho de un principio lo que pensaba…me encantaría que respetaras mi decisión y que tomemos distancia, mucha distancia. Lo siento si se confundió el apoyo por algo más.

Bea entró a su casa rápidamente dejando a Renzo solo. Después de aquel día no volvió a recibir llamadas de él ni visitas. Rara vez tenía un mail el cual no respondía. Bea lloro mucho y de a poco se fue olvidando de todo.

Pasaron algunos meses, cuando Bea acepto una invitación de nuevo pero esta vez fue de David. Cuando empezó a salir con él sentía que lo conocía desde siempre y un día supo que no quería perder más tiempo sin él.

Un día cualquiera Bea salió al centro a comprar nuevas cosas para la casa cuando siente que la llamaban pero no sabía quién.

-¡Bea! Tanto tiempo ¿Cómo estas?

-¿Renzo? Oh.

-David ¿Cómo te encuentras? Veo que haz estado bien cuidada. Te lo merecías. –Dijo Renzo algo triste y decepcionada por no ser él quien hiciera feliz a Bea.

-Si, David me ha vuelto esa chispa que me faltaba –decía Bea a la vez que miraba a su pareja: David -¿Y tú? ¿Terminaste de estudiar? No nos presentaras a…

-Oh, lo siento. Ella es Hanna mi novia –respondió algo nervioso
-¿En serio? Qué buena. Yo sabía que encontrarías a alguien para ti. –dijo Bea con entusiasmo.

-Cariño ¿Vamos? Estamos un poco atrasados –dijo David

Bea se despidió de Renzo y Hanna y siguió caminando.

-¿Cómo te sientes? –Le preguntó David cuando se habían alejado lo suficiente.

-Bien. No duele ni nada. Estoy feliz que haya encontrado a alguien y estoy feliz de estar contigo y no con otro.

 Renzo iba caminando muy callado cuando Hanna le pregunta:

-¿Quién es ella?

-Ella fue…alguien a quien quise mucho pero no funcionó.

-Se te nota algo triste

-No, para nada. Estoy feliz de que ella haya encontrado a alguien que de verdad se merecía y me alegro de  haberte encontrado a ti

-Qué vida más extraña ¿No? Cuando menos queremos a alguien  y nos encerramos llega alguien que nos cambia el panorama completo. ¿Te acuerdas cuando me dijiste que no buscabas a nadie? Y ahora…mira –dijo Hanna con una sonrisa.

-Lo se, tienes toda la razón –respondió Renzo mirando hacia atrás sabiendo que sus ojos no encontrarían lo que él quería ver.





Feeling Sorry ♫


-¡No se puede y no puedes tener amigos hombres y lo sabes! –Gritaba Agustina mientras ordenaba el living.

-Pe…pero…

-¡No! O ellos se enganchan de la “amiga” o ella se engancha del “amigo” ¿Te das cuenta? A menos que sean todos gays…-Decía Agustina recorriendo la habitación agitadamente de un lado para otro.

-Ya oh –respondía Bea un poco triste.

-Te lo digo en buena. Después tú o él sufrirá y no quiero andar haciendo de psicóloga. Aaarrrggg, ya, si sabes que igual te apoyaré pero por fa…

-¡Yaa! Si se, pero es que no…

-No, no, no, nada de peros –dijo Agustina mirándola seriamente.

-Solamente lo decía porque no quiero que él quede mal. Es una buena persona y lo que menos quiero es herirlo –respondía Bea al borde del llanto.

-Si dejas que sea tu “amigo” se enganchará más, sufrirá cuando tengas un pololo o novio o cuando se te declare y le digas que no, que no te interesa o que simplemente lo ves como un hermano menor ahí si que lo herirás.

-Tienes razón ¿Qué hago entonces? –Le preguntó Bea a Agustina con tono de desesperación

-Ir alejándote de a poco. Él tiene que entender que tú no eres su propiedad, que tú puedes salir y hablar y tener “amigos” (de esos que entienden, no como este). Te controla (y te dejas controlar) ¡como si fuera tu marido! Por dios, amiga ¿En qué chucha te metiste?

-Te diré que igual me gustó. O sea, es que me trata como si fuera lo más preciado que tiene. Se preocupa de mi, me pregunta siempre cómo estoy, me llama, etc. Y cuando en mucho tiempo no tienes eso y llega alguien que te pinta el cuento muy bonito…es…lindo. Te gusta y te encantaría que siguiera y…

-Pero…te grita cuando se enoja, puede que te golpee un día y tú dirás que no es nada. No puedes acercarte ni al David porque él se pone celoso. Te puede llamar cien veces si no le contestas un solo día. Además pasa lejos de la ciudad y tu misma me dijiste el otro día que no te gustaría tener una relación a distancia (aunque suponiendo que la tienen…pasan peleando), no quieres estar sola y lo que más harás es estar sola.

-Todos tienes defectos…él prometió cambiar.

-¿Si? ¿Cuántas veces te lo ha dicho? ¿Has visto algún cambio? No te dejes engañar. Él tendrá defectos pero ya es así y no cambiará a menos que vaya a un psicólogo por la rabia que tiene. Por favor, termina con esto. No es nada tuyo, será más fácil alejarte de él. –Le dijo Agustina sentándose al lado de Bea.

-¿Me ayudarás?

-Si, obvio. Eres mi amiga-hermana y no te dejaré sola


Ya era bastante tarde así que Bea se quedó a dormir en el departamento de Agustina para no tener que manejar desde tan lejos hasta su casa.

En la pieza que le prestó su amiga se puso a pensar…

“Hace algún tiempo conocí a Renzo, aunque no quería conocer y tener una relación con nadie. Luego de tantas decepciones amorosas ya no iba a encontrar ni buscar a alguien que me aceptara como soy. Así que dejé en claro desde un principio a Renzo que no quería nada.”

“Pero no me di cuenta cómo el tiempo pasó y la “relación extraña”, como me gustó llamarla, se estrechó más y las llamadas iban y venían, peleas del tipo matrimonio, palabras cariñosas y conversaciones interminables podían hacer que me sintiera bien y pensara en sentir algo por Renzo. Algo a lo que no sabía cómo llamarlo.”

“Renzo desde el momento en que me conoció dijo que se sentía atraído por mi y mucho más cuando conoció a la verdadera Bea.”

Un recuerdo se le vino a la mente el día cuando estaban discutiendo por tonteras, Bea le dijo a Renzo:

-Búscate a otra, te mereces algo mejor, no una loca como yo. A alguien que te quiera y te valore…

-No voy a buscar a nadie. Ya encontré lo que andaba buscando. ¡Tú! Me encanta como eres ¿No entiendes eso? –respondía él a todo pulmón sin importarle que la gente mirara al pasar por la plaza.

“Si, yo ya sabía los sentimientos de Renzo hacía la “relación extraña”, solo faltaba que yo diera el paso pero tenia una tranca y mucha carga emocional, así que se reprimía todo y no dejaba que más sentimientos se posaran sobre mi por eso le negaba el camino a Renzo. Entonces otro vez más le volvía a aclarar que no quería nada con nadie. Hasta un día pensé en ser lesbiana para que los hombres y en especial los “pretendientes” (para no decir jotes) me siguieran molestando.”

Pero Bea sabía por qué había ido aquel día al departamento de Agustina, su mejor miga de muchos años, fue el día en que ya esa relación no podía seguir porque ya no era extraña sino que dolorosa. El hecho de que ella no quisiera abrirse de corazón le hacia mucho daño a los dos y porque él estaba lejos hacia que se sintiera muy sola. Estaba triste y no creía estar preparada para sufrir de nuevo.

Renzo estaba por titularse de una carrera prestigiosa y tuvo que mudarse a dos horas de la ciudad centro,  lo cual hacia que viera menos a Bea y pelearan por tonteras más seguido.

“Tengo que aclarar que solamente teníamos o tenemos una relación extraña, donde no era necesario decir lo que somos o podíamos ser porque ya se sabía todo. Es enredado, lo se. Hasta yo me enredo y me pierdo.”

Según Bea y muchos amigos más, Renzo había cambiado para mal. Estaba muy controlador y huraño, cualquier cosa que una persona decía él explotaba y hería con palabras.

“Creo que está muy solo allá. Pero yo no puedo irme allá. Capaz que los estudios, la presión de terminar la carrera, el tiempo. Nuestro tiempo…reducido a nada…En una de las  últimas discusiones le dije que cada vez que saliera con tonteras que formaran pelas yo tomaría distancia de él y ya había empezado hacerlo. Ya no era como antes, los sentimientos estaban cambiando. En vez de cariño siento miedo hacia él. No es justo, pidió perdón, prometió cambiar.”

En una conversación entre amigas, Bea expuso su problema:

-No se por qué siento que es mi responsabilidad. Aun siento cariño hacia el y me apena que esto este así –decía Bea a sus amigas.

-Pucha, Bea. Es como tu viejo. Déjalo, no te conviene y no cambiará –le decía una amiga.

-Siempre salen con webadas ustedes dos, decídanse luego. Si no es ni tu pololo, entonces… ¿Qué onda?

-Se nota que hay algo pero hay actitudes de los dos, si, de los dos que impiden que avancen poh.

-Sabes que más búscate a otro. Por andar dejando que  esa cosa te controle no has visto a los muchos otros que están interesados realmente en ti –le dijo Pamela, una amiga de la infancia.


Bea se despertó de sopetón cuando sonó la alarma de su celular. Eran las nueve A.m. y tenia que ir al trabajo en dos horas más. No tenía ganas de ir, sentía una tristeza, algo muy deprimente dentro de ella. Un cansancio no la dejaba levantarse y era como si llevara años de trabajo pesado e imparable.

-¡Buenos días! Bea, Bea, Bea tan bella. ¿Cómo dormiste? Es mi nueva cama de agua –Dijo Agustina animadamente.

-Bien… -respondió Bea lentamente.

-No se te nota ¿Estas bien?

-La verdad es que no. No iré a trabajar, no tengo ganas.

-Bea, si es por el Rancio o sea Renzo no tienes que dejar que te influya de aquella manera. Ven, levántate, tomaremos desayuno.

Luego de haber tomado desayuno perezosamente Bea llamo a su trabajo y dijo que no iría porque no se sentía bien. Era la primera vez que faltaba a su trabajo de 3 años así que no tuvo ningún problema.

Agustina se preocupó por su amiga y no dejo que manejara en aquel estado así que decidió ir con ella en auto hasta su casa. En el trayecto Bea no habló y no tenía buena cara.  Al llegar se encontró con David “muy respetuoso” como le decía Agustina.

-¿Te sientes bien? –Le preguntó él.

-Si, estoy algo cansada

-¿Es por el Renzo? Lo siento si te lo recuerdo pero me preocupas…

-Es…no…yo… -Bea no era capaz de terminar alguna frase.

-Oye por si a caso mi cama no fue la  culpable, es nueva…-decía Agustina intentando hacer que Bea entrara lo más rápido posible a casa.

-¡Bea! –Gritó alguien.

-¿Renzo? ¿Qué? Pero… ¿Qué haces aquí? Es un día de semana y tú tienes clases

-Te vine a ver. Darte una sorpresa. Después de mi comportamiento…lo siento Bea.

-Bueno, yo…me voy. Bea cualquier cosa me llamas. ¿Ok? –dijo David

-Gracias, en serio. Te agradezco mucho tu preocupación.

-Oye, no. Rancio vete de aquí. No sabes el mal que has hecho –dijo Agustina

-¡Agustina! Déjalo hablar –le gritó Bea

-¡Pero Bea! Después de todo lo que hablamos y lloraste. No puedes hacer esto, se fuerte. Recuerda lo de ayer.

-¡Agus! Lo se, por favor cállate…

-Se que te caigo mal Agustina, después de toda la mierda que hice pero escúchame un momento –le pidió Renzo

-¿Qué? ¿A caso vas a decirle que vas a cambiar? Por favor Rancio, o sea, Renzo. Nadie te cree, ni tú te la crees. La Bea esta mal de nuevo por tu culpa. No has tenido que ver cómo tu amiga se intentó de matar. ¡Te da igual imbecil!

-Bea no quiero tirar por la borda lo que he pasado todo este tiempo…

-Un gran apoyo y amistad –interrumpió Bea –Es tonto pelear y discutir por cosas que una pareja haría. Tú y yo no tenemos nada, aparte de hacernos tanto daño. No estoy lista para una relación y creo haberte dicho de un principio lo que pensaba…me encantaría que respetaras mi decisión y que tomemos distancia, mucha distancia. Lo siento si se confundió el apoyo por algo más.

Bea entró a su casa rápidamente dejando a Renzo solo. Después de aquel día no volvió a recibir llamadas de él ni visitas. Rara vez tenía un mail el cual no respondía. Bea lloro mucho y no podía olvidar nada.

Pasaron algunos meses, cuando Bea acepto una invitación de nuevo de Renzo. Ya no sentía que fuera una relación extraña. Reconocía lo que era y no iba a perder tiempo sin él.


-Estoy feliz de haberte encontrado cuando menos quería a alguien.

-Qué vida más extraña ¿No? Cuando nos decidimos a no querer y no volver a sentir algo por alguien siempre es lo contrario. Aparece cierta persona que es capaz hasta de hacernos cambiar 360 grados –dijo Renzo

-Toda la razón. Lamento haberme tomado tanto tiempo –decía Bea mientras agachaba la cabeza en representación de tristeza.

-Tenías que sanar y aclarar tu mente.

-¿Crees que vale todo lo que esperaste?

-Si, lo vale. ¿Crees que soy la persona que esta cambiando tu vida?

-No lo se pero ¿Sabes? Lo estoy averiguando – Finalizó Bea con una sonrisa en su cara.



Claudia ♥

sábado, 7 de mayo de 2011

Un largo viaje


"...tras ese largo viaje, por fin tuvimos ese momento que tanto soñamos juntos, esa puesta de sol en el mar, esa tarde nos volvió a unir de esa distancia que comenzó por seguir mi vocación..."

Queda alguna duda para la proxima clase jovenes?-preguntaba con su voz convencida el profesor Alcaíno. Sabía que esas palabras indicaban el fin de las clases de esa semana.
Ya han pasado dos meses desde que estoy en una tierra de contrastes, semi desolada, con mucho verde y mucho desierto, frio extremo y calor infernal, pero es la tierra donde cumplo una especie de sueño, estudiar Medicina. Pero no todo es perfecto, deje familia, amigos y a ti, especialmente a ti.
Sabía que al concluir esta semana, estarías donde tus tios en viña, que en realidad me queda más lejos que Santiago, pero para ti es un lugar mucho más especial que la urbe.

Esa semana no viaje a casa, aunque andaba apurado, con mi mochila con un poco de ropa y algunas cosas en mi maleta, que aunque es enorme, solo llevaba un par de libros y ropa para abrigarme.

Me levanto de mi pupitre, me despido de algunas personas y comiezo a caminar por el largo camino de la Troya, con los alamos a mi derecha y algunos cultivos de maiz a mi izquierda.

Ni tu ibas a pensar que me iria a un lugar así. Tu esperabas como todos que volviera a ese enorme edificio de Independencia, pero el destino me trajo a este lugar desconocido.

media hora de larga caminata, bajo un sol fuerte y por finllego al terminal, tengo un rato para descansar. Me compró un nectar bien helado y unos pastelitos muy ricos. En el anden del medio llega el bus a Valparaíso- Viña del Mar de las 2 de la tarde.

Asiento 15, ventana como me gusta, mi maleta abajo, yo, mi celular con musica, reviso el correo mientras veo algunas imagenes de anatomía.

Ha sido una larga semana de pruebas, no te he visto en las últimas 3 semanas, en medio hemos discutido 3 veces, y nos dejamos de hablar un par de días en la segunda.

Los meses de distancia han sido extraños para los dos. El tiempo ha sido muy corto desde que entré a estudiar Medicina. Y que decir la distancia. Pero aun así tu paciencia ha sido gigante, y me has comprendido en todo momento.

Esta vez el viaje no es en la dirección de siempre. No viajo por Rinconada hacia el Santuario de Santa Teresa y veo el Monte Aconcagua y su esplendida en medio de la cordillera, viajo por Panquehue y Manantiales, Quillota y varias ciudades que por primera vez paso.

Leo un poco pero me aburro, me detengo a leer tus mails, y hay uno de buenos días. Te levantaste hace poco, tienes que cocinar a tu papa, y tu mamá viene en camino y viajaras a Viña.

Lentamente el paisaje se torna repetitivo entre cerros medio secos y algunos espinos que los decoran y el sueño acumulado hace efecto, mis parpados pesan y duermo como un bebe escuchando música.

No se cuanto rato ha pasado, pero un inspector me despierta (no se que con que fin lo hizo, tal vez sólo para molestar) para ver mi pasaje, como siempre algo perdido lo encuentro en mi bolsillo trasero, lo paso sin muchos ánimos por despertarme y sigo con el viaje, veo mi teléfono y encuentro una llamada perdida tuya de hace unos 10 minutos.
Llamo de vuelta pensando que algo pasó y que no podrás viajar a Viña. Al oír a tu voz diciendo que sólo querías avisar que ya ibas en viaje me tranquilice una enormidad. Este viaje lo teníamos planeado de hace una semana y media, yo había adelantado estudio para que no nos molestara. Un Pastelo cuídate, nos vemos en un rato más para terminar la llamada y yo seguir con el viaje. Trate de conciliar el sueño, pero no pude. El viaje se hacía eterno, no sabía donde iba y mucho menos cuanto quedaba, así que preferí seguir estudiando.

Lentamente diviso el mar en el horizonte, lo que me indica que ya voy llegando a mi destino (y obviamente a ti), han pasado casi 4 años desde la última vez que estuve en la orilla del mar, al comienzo no me gustaba, pero contigo le volví a tomar el gusto.

Llego al terminal, mucha gente al igual que en Santiago, y veo lo cambiado que estaba. Tomo mi maleta y camino hasta encontrar un lugar donde comer. En medio de mi almuerzo rápido, te llamo y me dice que en un rato más llegas, estoy algo asustado porque es la primera que sales en auto y das un viaje tan largo. No se que haré durante una hora sólo en una ciudad que no conozco con una maleta algo incomoda. Hago lo mejor que un universitario sabe hacer en sus tiempos libres, leer algo para adelantar estudio.

Así pasa rápidamente la hora y siento mi celular de nuevo.

Pastelo, te espero en la salida del terminal, es la señal que me dice que queda poco por verte. Al salir veo algunos autos y te veo, corro hacia ti sin darme cuenta mucho de los autos, y dejo mi maleta para abrazarte. Nos enredamos en nuestros brazos haciendo desaparecer el resto del mundo. Nos besamos y nos quedamos así un largo rato. Me miras y me dices vamos sonriendo.
Subo la maleta al portaequipaje y damos vueltas hasta que estacionas el auto.
Joaco, sácate los zapatos daremos vueltas en la playa, porfa acompáñame, quiero caminar a tu lado como hace tiempo no lo hacemos.

La arena algo tibia por el incipiente sol de esa hora (aproximadamente las 6 de la tarde de un día de mayo) cobijo nuestros pies mientras nos dirigíamos hacia el mar. Nuestros pies se humedecían con cada ola que llegaba. No hablamos mucho al comienzo, pero el ver tu cara feliz me hacía saber que todo estaba bien.
Te tome de la mano y caminos por el borde. Reímos como hace tiempo, era el renacer de todo. Llegamos a unas rocas. Subimos y vimos ese atardecer que muchas veces soñamos en ver. Por fin era verdad, veíamos al sol ocultarse en la lejanía del mar. Yo decía que el sol se iba a dormir a Australia y tu decías que se iba a Japón a dormir.

Así estuvimos hasta que la oscuridad se tomo el cielo. Y nosotros como nunca disfrutamos una tarde que necesitábamos, que nos permitió renacer nuevamente. Las casi 3 horas de viaje sin dormir valieron la pena, porque tomé un bus que partía en San Felipe, y tenía como destino la felicidad a tu lado.


Pastelo ♥