domingo, 31 de enero de 2016

Una vuelta

Ayer concluí una nueva vuelta al sol, pero sigo pegado en la que acabo de terminar, tu, si, de nuevo tu apareces.
5 meses, y aún derrumbas los restos que quedaron de mi. Soy casi como los escombros de un edificio que fue enorme en su tiempo, que un día colapsó y está rearmándose de a poco.

Fuimos el choque de dos mundos, dos mundos que estábamos ahí, y que por algún extraño motivo colisionaron, en momentos extraños de ambos mundos, cada uno en paradas distintas, yo nunca lo vi venir hasta que ya fue inevitable, lo evité tanto, por medio, por tonto, por lo que había de por medio, pero no pude hacer nada, tu sonrisa, tus ojos transmitían mucho, hablaban por si solos. No fue necesario que dijeras lo que sentías, se notaba tanto esa noche de otoño, que lo había adivinado apenas tomamos el metro.

De a poco rompiste ese esquema tan rígido que tenía, que me aseguraba que todo estaba en su lugar, que el tiempo era destinado a cada una de mis tareas con una precisión que cualquiera envidiaría, pero tu te metiste en medio de mi mundo, empezaste a enredarte en el, y pasaste a ser parte de mi rutina, de mis pensamientos, te metiste en medio de cada neurona.

Eras mi despertador de buenos días, tus mensajes en los momentos que menos pensaba de a poco empezaron a tomarse mi celular.

Mis mañanas congeladas de medicina interna tenían un poquito de ti, mis tardes de estudio eran ahora salidas a comer, caminatas en parques, cine, ver nubes y personas, todos esos panoramas que antes podía hacer de lo más bien por mi mismo ahora eran de a dos.

Las cosas cambiaron, tu mundo trajo cosas raras al mio, cosas que no estaba acostumbrado, pero que eran cosas que en el fondo todos esperamos.

Pero un día ese mundo que había hecho contigo, que se había convertido en la morada en la que estaba viviendo se trizó y se quebró un par de días después, fue un terremoto que no acabó hasta que todo se destruyó. Y ahí quedé, flotando, en la nada, casi un vacío astronómico mientras te alejabas como un cometa sin mirar atrás.

Estoy tomando las piedras de mi mundo, pero a veces encuentro las que tu dejaste, son tan distintas a las que yo conozco que son muy notorias, y es cuando pienso que las palabras realmente se las lleva el viento, que el disfruta el momento es lo mejor que podemos hacer y que nada es eterno,

Tu huella es tan grande, es de esas que marca tanto que es imposible borrarlas, y eso hace difícil volver a armar mi planeta hogar, comenzar de los escombros a armar mi puzzle.

La vuelta recién terminada fue difícil, no me dejó con ánimos de celebrar nada (no es para menos, me dejaste por otro que quizás no te va a querer tanto como yo lo llegué a hacer, una persona importante de mi vida se fue a descansar por fin y varias de mis mascotas se fueron de este mundo cruel, casi perdí mi casa dos veces, gente enfermó, amigos lo pasaron mal) y así partí esta nueva vuelta, pero volviste a aparecer, no se por qué quiero ayudarte, por qué creo que las cosas se pueden reparar o que te darás cuenta de todo lo que dejaste.

La mejor manera de dejar a los fantasmas atrás es enfrentándolos, y es tiempo de hacerlo, aunque me desmorone, algún día sólo serás un ligero viento que traiga paz en mi pequeño mundo.

Ps: el tiempo es mi aliado y enemigo a la vez.
Ps2: que esta vuelta al sol me permita cumplir esas metas que faltan, tu eras parte de esa meta, que me hizo sentir el rey del mundo, hoy solo me siento un pequeño que recién vuelve a salir del cascaron.
Ps3: descubrí que no saco nada con no quererte, el cariño estará siempre, sólo queda esperar que el cariño que pueda dar más adelante sea así de grande.

lunes, 18 de enero de 2016

I'm back (again)

He vuelto, pero con la mitad de mi mundo, la otra parte se despedazó hace un par de meses.
Es casi como la Estrella de la muerte de Star Wars VI The Return of Jedi, a media maquina, pero funcionanado.

Seguiré con lo de los 50 discos (están interesantes las reseñas) y usaré otras entradas para poder desahogar un poco.

La vida es cíclica, tarde o temprano volvería.
El grunge es el soundtrack ideal del verano, pero ahora tiene un gusto amargo.