domingo, 15 de mayo de 2011

Feeling Sorry ♫


-¡No se puede y no puedes tener amigos hombres y lo sabes! –Gritaba Agustina mientras ordenaba el living.

-Pe…pero…

-¡No! O ellos se enganchan de la “amiga” o ella se engancha del “amigo” ¿Te das cuenta? A menos que sean todos gays…-Decía Agustina recorriendo la habitación agitadamente de un lado para otro.

-Ya oh –respondía Bea un poco triste.

-Te lo digo en buena. Después tú o él sufrirá y no quiero andar haciendo de psicóloga. Aaarrrggg, ya, si sabes que igual te apoyaré pero por fa…

-¡Yaa! Si se, pero es que no…

-No, no, no, nada de peros –dijo Agustina mirándola seriamente.

-Solamente lo decía porque no quiero que él quede mal. Es una buena persona y lo que menos quiero es herirlo –respondía Bea al borde del llanto.

-Si dejas que sea tu “amigo” se enganchará más, sufrirá cuando tengas un pololo o novio o cuando se te declare y le digas que no, que no te interesa o que simplemente lo ves como un hermano menor ahí si que lo herirás.

-Tienes razón ¿Qué hago entonces? –Le preguntó Bea a Agustina con tono de desesperación

-Ir alejándote de a poco. Él tiene que entender que tú no eres su propiedad, que tú puedes salir y hablar y tener “amigos” (de esos que entienden, no como este). Te controla (y te dejas controlar) ¡como si fuera tu marido! Por dios, amiga ¿En qué chucha te metiste?

-Te diré que igual me gustó. O sea, es que me trata como si fuera lo más preciado que tiene. Se preocupa de mi, me pregunta siempre cómo estoy, me llama, etc. Y cuando en mucho tiempo no tienes eso y llega alguien que te pinta el cuento muy bonito…es…lindo. Te gusta y te encantaría que siguiera y…

-Pero…te grita cuando se enoja, puede que te golpee un día y tú dirás que no es nada. No puedes acercarte ni al David porque él se pone celoso. Te puede llamar cien veces si no le contestas un solo día. Además pasa lejos de la ciudad y tu misma me dijiste el otro día que no te gustaría tener una relación a distancia (aunque suponiendo que la tienen…pasan peleando), no quieres estar sola y lo que más harás es estar sola.

-Todos tienes defectos…él prometió cambiar.

-¿Si? ¿Cuántas veces te lo ha dicho? ¿Has visto algún cambio? No te dejes engañar. Él tendrá defectos pero ya es así y no cambiará a menos que vaya a un psicólogo por la rabia que tiene. Por favor, termina con esto. No es nada tuyo, será más fácil alejarte de él. –Le dijo Agustina sentándose al lado de Bea.

-¿Me ayudarás?

-Si, obvio. Eres mi amiga-hermana y no te dejaré sola


Ya era bastante tarde así que Bea se quedó a dormir en el departamento de Agustina para no tener que manejar desde tan lejos hasta su casa.

En la pieza que le prestó su amiga se puso a pensar…

“Hace algún tiempo conocí a Renzo, aunque no quería conocer y tener una relación con nadie. Luego de tantas decepciones amorosas ya no iba a encontrar ni buscar a alguien que me aceptara como soy. Así que dejé en claro desde un principio a Renzo que no quería nada.”

“Pero no me di cuenta cómo el tiempo pasó y la “relación extraña”, como me gustó llamarla, se estrechó más y las llamadas iban y venían, peleas del tipo matrimonio, palabras cariñosas y conversaciones interminables podían hacer que me sintiera bien y pensara en sentir algo por Renzo. Algo a lo que no sabía cómo llamarlo.”

“Renzo desde el momento en que me conoció dijo que se sentía atraído por mi y mucho más cuando conoció a la verdadera Bea.”

Un recuerdo se le vino a la mente el día cuando estaban discutiendo por tonteras, Bea le dijo a Renzo:

-Búscate a otra, te mereces algo mejor, no una loca como yo. A alguien que te quiera y te valore…

-No voy a buscar a nadie. Ya encontré lo que andaba buscando. ¡Tú! Me encanta como eres ¿No entiendes eso? –respondía él a todo pulmón sin importarle que la gente mirara al pasar por la plaza.

“Si, yo ya sabía los sentimientos de Renzo hacía la “relación extraña”, solo faltaba que yo diera el paso pero tenia una tranca y mucha carga emocional, así que se reprimía todo y no dejaba que más sentimientos se posaran sobre mi por eso le negaba el camino a Renzo. Entonces otro vez más le volvía a aclarar que no quería nada con nadie. Hasta un día pensé en ser lesbiana para que los hombres y en especial los “pretendientes” (para no decir jotes) me siguieran molestando.”

Pero Bea sabía por qué había ido aquel día al departamento de Agustina, su mejor miga de muchos años, fue el día en que ya esa relación no podía seguir porque ya no era extraña sino que dolorosa. El hecho de que ella no quisiera abrirse de corazón le hacia mucho daño a los dos y porque él estaba lejos hacia que se sintiera muy sola. Estaba triste y no creía estar preparada para sufrir de nuevo.

Renzo estaba por titularse de una carrera prestigiosa y tuvo que mudarse a dos horas de la ciudad centro,  lo cual hacia que viera menos a Bea y pelearan por tonteras más seguido.

“Tengo que aclarar que solamente teníamos o tenemos una relación extraña, donde no era necesario decir lo que somos o podíamos ser porque ya se sabía todo. Es enredado, lo se. Hasta yo me enredo y me pierdo.”

Según Bea y muchos amigos más, Renzo había cambiado para mal. Estaba muy controlador y huraño, cualquier cosa que una persona decía él explotaba y hería con palabras.

“Creo que está muy solo allá. Pero yo no puedo irme allá. Capaz que los estudios, la presión de terminar la carrera, el tiempo. Nuestro tiempo…reducido a nada…En una de las  últimas discusiones le dije que cada vez que saliera con tonteras que formaran pelas yo tomaría distancia de él y ya había empezado hacerlo. Ya no era como antes, los sentimientos estaban cambiando. En vez de cariño siento miedo hacia él. No es justo, pidió perdón, prometió cambiar.”

En una conversación entre amigas, Bea expuso su problema:

-No se por qué siento que es mi responsabilidad. Aun siento cariño hacia el y me apena que esto este así –decía Bea a sus amigas.

-Pucha, Bea. Es como tu viejo. Déjalo, no te conviene y no cambiará –le decía una amiga.

-Siempre salen con webadas ustedes dos, decídanse luego. Si no es ni tu pololo, entonces… ¿Qué onda?

-Se nota que hay algo pero hay actitudes de los dos, si, de los dos que impiden que avancen poh.

-Sabes que más búscate a otro. Por andar dejando que  esa cosa te controle no has visto a los muchos otros que están interesados realmente en ti –le dijo Pamela, una amiga de la infancia.


Bea se despertó de sopetón cuando sonó la alarma de su celular. Eran las nueve A.m. y tenia que ir al trabajo en dos horas más. No tenía ganas de ir, sentía una tristeza, algo muy deprimente dentro de ella. Un cansancio no la dejaba levantarse y era como si llevara años de trabajo pesado e imparable.

-¡Buenos días! Bea, Bea, Bea tan bella. ¿Cómo dormiste? Es mi nueva cama de agua –Dijo Agustina animadamente.

-Bien… -respondió Bea lentamente.

-No se te nota ¿Estas bien?

-La verdad es que no. No iré a trabajar, no tengo ganas.

-Bea, si es por el Rancio o sea Renzo no tienes que dejar que te influya de aquella manera. Ven, levántate, tomaremos desayuno.

Luego de haber tomado desayuno perezosamente Bea llamo a su trabajo y dijo que no iría porque no se sentía bien. Era la primera vez que faltaba a su trabajo de 3 años así que no tuvo ningún problema.

Agustina se preocupó por su amiga y no dejo que manejara en aquel estado así que decidió ir con ella en auto hasta su casa. En el trayecto Bea no habló y no tenía buena cara.  Al llegar se encontró con David “muy respetuoso” como le decía Agustina.

-¿Te sientes bien? –Le preguntó él.

-Si, estoy algo cansada

-¿Es por el Renzo? Lo siento si te lo recuerdo pero me preocupas…

-Es…no…yo… -Bea no era capaz de terminar alguna frase.

-Oye por si a caso mi cama no fue la  culpable, es nueva…-decía Agustina intentando hacer que Bea entrara lo más rápido posible a casa.

-¡Bea! –Gritó alguien.

-¿Renzo? ¿Qué? Pero… ¿Qué haces aquí? Es un día de semana y tú tienes clases

-Te vine a ver. Darte una sorpresa. Después de mi comportamiento…lo siento Bea.

-Bueno, yo…me voy. Bea cualquier cosa me llamas. ¿Ok? –dijo David

-Gracias, en serio. Te agradezco mucho tu preocupación.

-Oye, no. Rancio vete de aquí. No sabes el mal que has hecho –dijo Agustina

-¡Agustina! Déjalo hablar –le gritó Bea

-¡Pero Bea! Después de todo lo que hablamos y lloraste. No puedes hacer esto, se fuerte. Recuerda lo de ayer.

-¡Agus! Lo se, por favor cállate…

-Se que te caigo mal Agustina, después de toda la mierda que hice pero escúchame un momento –le pidió Renzo

-¿Qué? ¿A caso vas a decirle que vas a cambiar? Por favor Rancio, o sea, Renzo. Nadie te cree, ni tú te la crees. La Bea esta mal de nuevo por tu culpa. No has tenido que ver cómo tu amiga se intentó de matar. ¡Te da igual imbecil!

-Bea no quiero tirar por la borda lo que he pasado todo este tiempo…

-Un gran apoyo y amistad –interrumpió Bea –Es tonto pelear y discutir por cosas que una pareja haría. Tú y yo no tenemos nada, aparte de hacernos tanto daño. No estoy lista para una relación y creo haberte dicho de un principio lo que pensaba…me encantaría que respetaras mi decisión y que tomemos distancia, mucha distancia. Lo siento si se confundió el apoyo por algo más.

Bea entró a su casa rápidamente dejando a Renzo solo. Después de aquel día no volvió a recibir llamadas de él ni visitas. Rara vez tenía un mail el cual no respondía. Bea lloro mucho y no podía olvidar nada.

Pasaron algunos meses, cuando Bea acepto una invitación de nuevo de Renzo. Ya no sentía que fuera una relación extraña. Reconocía lo que era y no iba a perder tiempo sin él.


-Estoy feliz de haberte encontrado cuando menos quería a alguien.

-Qué vida más extraña ¿No? Cuando nos decidimos a no querer y no volver a sentir algo por alguien siempre es lo contrario. Aparece cierta persona que es capaz hasta de hacernos cambiar 360 grados –dijo Renzo

-Toda la razón. Lamento haberme tomado tanto tiempo –decía Bea mientras agachaba la cabeza en representación de tristeza.

-Tenías que sanar y aclarar tu mente.

-¿Crees que vale todo lo que esperaste?

-Si, lo vale. ¿Crees que soy la persona que esta cambiando tu vida?

-No lo se pero ¿Sabes? Lo estoy averiguando – Finalizó Bea con una sonrisa en su cara.



Claudia ♥

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