martes, 15 de septiembre de 2009

Por un Puñado de Arena.


… yo tampoco he dejado de pensar en ti, estaba decidida a dejar al amor fuera de mi corazón, pero tu hiciste que volviera a sentirme bien…

“No quiero más”, se decía Pastelita sentada en la arena mirando al mar.

“¿Por qué a mi?”, se repetía una y otra vez. Sentía tanta rabia y pena por haber discutido con su familia así que agarró un puñado de arena y lo tiro a cualquier lado, cayéndole a pastelito.

- ¡Ey!, fíjate en lo que haces – le gritó Pastelito

Ella lo miró dándose cuenta de lo que había hecho

-¡OH!, perdón, no fue… no fue mi intención – le dijo ella secándose las lagrimas.

Pastelito al voltearse para ver quien le había tirado arena, vio un cabello negro reluciente y unos ojos azules que sobresalían de la piel blanca. A Pastelito le llamó la atención los ojos que mostraban una tristeza profunda, que hacían que él también sintiera aquella tristeza.

-Disculpa, no me di cuenta – le dijo Pastelita sacudiéndose las manos en sus pantalones.

Dispuesta a marcharse y con un poco de vergüenza miró a la cara de Pastelito.

-¿Qué te pasó? ¿Estás bien? – Le preguntó Pastelito preocupado por ella.

- Estoy bien, sigue con tu camino y disculpa por tirarte arena- Respondió ella.

Así Pastelita dio media vuelta y se marchó.

Pastelito después de verla marchar se quedó pensando en ella, no podía dejar de ver su rostro en su mente, el rostro de aquella chica llorando.

Llegó a su casa y caminó directamente a su pieza sin escuchar lo que su mamá le decía, su hermana lo encontró mirando las estrellas, entonces va y le pega un pape:

- Despierta Pastelo, la mamá te llama para tomar once.

Pastelito se asustó y le costó reaccionar a lo que su hermana le decía.

- No tengo hambre – dijo volviendo a mirar hacia el mar.

- Uy, ¿te enamoraste?, te caché.

Pastelito recordó que la última vez que se quedó pensando de esa forma en una Pastela fue hace mucho tiempo y era porque le gustaba, pero esa Pastela fue mala con él.

- No, mentira, ¿Qué sabes tu?, déjame solo – Le dijo Pastelito a su hermana.

- Estás enamorado, te conozco, hoy te vi con alguien, ¿Quién era?

Pastelito no respondió, tomó su cuaderno y dibujó a Pastelita sentada en la arena, así se durmió, sin darse cuenta.

Era de mañana y Pastelito se despierta por el cojinzazo que le da su hermana.

- Despierta enamorado, hay que tomar desayuno, hoy la mamá quiere ir a la playa.

Pastelito tiró el cojín al suelo cayéndose el cuaderno con el dibujo de Pastelita.

Así se acordó de lo que había pasado el día anterior. Miró a la playa y pensó en encontrarse con la niña que vio llorando. No sabia por qué quería hacer eso, pero no dejaba de preocuparse por ella, quería verla.

Se vistió, tomó desayuno muy animado, sin importar las malas caras de sus padres.

Mientras Pastelita se encontraba sola, decidió dar una vuelta a la playa, necesitaba pensar.

Pastelito muy ansioso miraba para todos lados quería verla pronto, quería ver ese rostro dulce que pedía ayuda indirectamente. Pasó el rato y ¡no la encontraba!, entonces Pastelito se sintió triste y decidió quedarse al lado del quitasol mientras su familia se bañaba en el mar.

Pastelita al llegar a la playa vio que había mucha gente y ni un lugar para poder ella sentarse, igual siguió caminando en busca de algún lugar, así pasó enfrente de Pastelito quien lo llamaba su hermana.

-¡Pasteloooo, Pasteloooo!

Entonces el miró y vio a Pastelita, estirando la toalla, en vez de mirar a su hermana. Se puso nervioso y no sabia si acercarse o no.

- Oyeee, sordo, pásame la cámara –le dijo su hermana.

Entonces Pastelito se decidió ir a donde ella estaba y hablarle, necesitaba conversar con ella.

- ¡Hola!, ¿Cómo estas?, soy pastelito- le dijo él, muy ansioso y con una sonrisa de punta a punta.

Ella lo miro extrañamente pensando: “otro Pastelo rancio que quiere hablar, me haré la indiferente para que se aburra pronto”.

- Hola – respondió Pastelita un poco malhumorada.

A pastelito no le gusto como lo trató.

- ¿Te molesto?

Pastelita lo miró con indiferencia: “este pastel rancio esta decidido a molestarme”, pensó de nuevo.

- Eh, un poco, ¿Por qué? ¿Se te perdió algo?- dijo ella finalmente.

-No, no se me perdió nada, solo quería saber como estabas, ayer te vi bastante triste.

- Mmm… ¿Se me notaba mucho lo llorona?

-La verdad es que si, te vi muy triste, nunca había visto a una persona llorar así, ¿Qué puede ser tan malo para que lloraras de esa forma?

-¡OH!, problemas, cosas de la vida y Pastelos rancios- dijo ella, agachando la mirada- Siéntate, no creo que quieras estar parado ahí todo el rato.

- No puedo, dejé las cosas de mi familia a solas.

- ah, ¿Entonces me puedo sentar al lado tuyo?

Pastelito sentía que se sonrojaba y se puso más nervioso de lo que estaba.

- Si, si puedes.

Así ayudó a Pastelita con sus cosas que no eran muchas.

Al final conversaron toda la tarde, sentados, mirando el mar. Pastelita cambió su opinión sobre el. Al corazón de Pastelito cada minuto que pasaba sentía algo extraño.

Entonces a Pastelita se le empezó a hacer tarde, su familia debe haber llegado a su casa y podían estar preocupados por ella que no se encontraba.

- ¿Te veré mañana?- Le preguntó Pastelito

- Si, estaré por aquí. Adiós.

Pastelito pasó toda la noche pensando en ella.

Al otro día él fue a la playa a encontrarse con Pastelita, la buscó y buscó pero ella no apareció en todo el día. Pastelito aparte de sentirse triste, se sintió preocupado.

¿Qué le podría haber pasado?, ¿A caso, su hermana Bruja Malvada le habría hecho algo?”, pensó Pastelito.

Volvió a casa, triste, porque ella no había aparecido, miró toda la noche el cielo preguntándose donde podría estar. Así pasaron los días y ella no aparecía. Pastelito empezó a resignarse de que ella no volvería y que se había olvidado de él.

Un día Pastelito no quería ir a la playa, pero su mamá y la furia de su papá se vio obligado a ir con ellos. Sentado escuchando música con su mp3 sintió un movimiento al lado de el, al mirar vio a Pastelita con una sonrisa en su cara. Él no lo podía creer, ¡Era su Pastelita!, y estaba bien.

- Hola, ¿Me puedo sentar aquí?

- Si, si puedes… ¿Dónde habías estado?- le preguntó él, ansiosamente.

Pastelita lo miró y lo abrazo fuertemente.

-Disculpa, tuve que ir al medico, fuera de la ciudad, pero aquí estoy…bien.

- Pastelita… ¿Te puedo decir algo?

-Dime.

-No he dejado de pensar en ti, tu sonrisa me llena, y haces que sienta mariposas en mi estomago…

En ese momento Pastelita le interrumpe:

-Shhh… yo tampoco he dejado de pensar en ti, estaba decidida a dejar al amor fuera de mi corazón, pero tu hiciste que volviera a sentirme bien…

Entonces Pastelito va y la besa y ella le responde también.

-Quiero quedarme contigo, no me dejes sola – le dijo ella a Pastelito, mirándolo con ternura.

-No, nunca te dejaré sola.

Así se quedaron los dos abrazados, mirando el mar, como todas las tardes que siguieron juntos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario