miércoles, 9 de septiembre de 2009

El Trébol sin Hojas


"...la soledad y los sueños rotos me alejaron del Angel que me buscaba, se que un adiós no es suficiente, lo siento, sere un angel que ahora cuide de tus sueños"

Sentada en la entrada de su casa ve como la lluvia cae, ve el movimiento de la gente en su pasaje, la música fuerte, la lluvia y su perro son sus únicas compañías. Sola como siempre, como lo fue en su vida, pensaba en su mundo de sueños, uno que tubo cuando aún no conocía el lado amargo del dulce amor, se preguntaba por su príncipe azul y la felicidad. Tal vez están donde nace ese arco iris que tímidamente atraviesa las nubes y de un poco de colores a un cielo gris que llora.

La vida es una constante y triste búsqueda de porqué a mi, y ella lo aprendió a golpes que esta le dio, caídas tras caídas, pero ya decidió a no levantarse, era una solución a las caídas. Caídas de hombres que solo tenían mascara de hombres y por dentro eran basura y mentiras, cansada de las peleas familiares, sentía que era una extranjera en su propio hogar, como llamar hogar si no te acoge. Se sentía sola en una isla abandonada por un mar que se llama sociedad y gente, que el único objetivo de mezclarte con el es ahogarte.

Sueños llenos de esperanzas, esperanzas que buscaban concretarse, pero que el mundo se empeño en destruirlas, por qué, por qué, se preguntaba en su interior, la gente caminaba con felicidad por fuera de su casa,” acaso esta no golpearía nunca en mi puerta?” Entra, el frío la deja entrar, termina de limpiar un plato de almuerzo y la música la envuelve en recuerdos y sueños que nunca llegaron. Grita preguntando donde estás?, por qué nunca llegaste?, y si existes en verdad?

La soledad y la tristeza la llevo a escapar de su pequeño mundo que giraba en contra del que habitaban los demás, quería disfrutar la lluvia que cae en su cara y moja sus pómulos blancos, quería ver sus ojos azules reflejados en cada gota de agua. Su perro la mira y le dice que la quiere en una mirada, ella lo mira diciendo lo siento. Por primera y única vez se sintió acogida con algo tan pequeño como lo es la lluvia y un mítico atardecer que se mostró para despedirse de ella.

La soledad de su casa retumbaba sus pasos, la música era lo ultimo, escuchar las canciones favoritas, escribir una carta de despedida, para una persona que no estaba pero sentía que existía, a la distancia sabia que la buscaba pero n llego a tiempo, un escueto lo siento, y nos vemos en el futuro. Su despedida no tenia un remitente fijo, pero el mensaje llego a quien debía llegar.

Sus últimos pasos, y las lagrimas que caen, ya no habría vuelta atrás, los por qué retumbaban en su cabeza, la imagen de una persona que a lo lejos estaba se tornó permanente, el agua diluiría la cruda verdad, tibia que ya la acogía en el baño. La muerte sentada en la taza miraba y esperaba por ella, el pacto que ella había terminado de realizar. Su pálida piel cedió ante el helado filo del metal y así ella tendida en su tina, viendo cm la pálida muerte le tiende el beso mortal y su mano la lleva lejos, ella dejo todo atrás, sus ojos lloran sangre y sus brazos salen lágrimas de pena.

Todo se torno negro, y su suspiro final que decía lo siento, te quiero, te extraño, que dieron vueltas buscando a quien correspondía.

Así ella tomo el trébol sin hojas del jardín del edén, la suerte no la acompaño, solo la decepciónde un mundo frío en donde ella buscaba un poco de calor para su corazón, que fue destrozado una y otra vez, solo pedía piedad y le entregaron rencor, ella vuela lejos de nosotros, dejando pena en un oculto corazón que ella no alcanzo a conocer.

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