jueves, 7 de enero de 2010

Aquel día.


"...y así termino ese eterno día, desde ahora, nadie podrá alejarme de ti, porque nuestro amor es demasiado grande y fuerte como para ser destruido, te amo…"

Y no me di cuenta como pasó tan rápido el tiempo, y como llegó aquel día en que mis padres conocerían oficialmente a Joaquín, mi novio.

“¡Ay!, que nervios… ¿Qué pensaran de él?, ¿Les caerá bien?, ¿Me dejaran continuar con él?”. Todo eso me lo preguntaba repetidamente.

-Amor, mi mano… duele – dijo él, un poco adolorido.

No me había dado cuenta que le estaba apretando fuertemente la mano de lo nerviosa que estaba mientras caminábamos en dirección a mi casa. Sabía que él estaba nervioso y más que yo, ¡Pero ni se le notaba! Nos fuimos callados todo el camino. Durante el metro solo dijo que hacía mucho calor y eso fue lo único.

“Si no les cae bien, no me interesa, yo soy la que estará con él hasta cuanto Dios quiera o el destino diga. Sólo se que es la persona que amo, que se ha ganado mi corazón y lo quiero infinitamente…”, pero Joaquín interrumpió mi pensamiento:

-No importa lo que pase, te seguiré amando…-hizo una larga pausa- …aquí vamos.

Y ahí, con esas palabras me di cuenta que estaba en la puerta de la casa. Mi corazón empezó a latir más fuerte, sentía que me iba a dar un paro cardíaco ahí mismo.

Pero él, como siempre, me calmó…con un beso, un te amo, y un abrazo.

Mi mamá lo había visto antes y trazado algunas palabras con él. Se llevaban bien, por lo que me di cuenta. Con mi papá, solo fueron unos saludos cortos, pero como es él, nunca se lo que piensa. Con mis hermanas, solo las saludaba y muy rara vez tuvo una conversación de más de cinco minutos.

Todos estaban esperándonos en la entrada del living. Mi mamá lo recibió con un abrazo y con un “¿Cómo está hijo?”, mis nervios bajaron un poco su intensidad al ver aquel acogedor abrazo.

Mi papá le dio la mano y solo dijo “Hola” muy seriamente, entonces mis nervios me empezaban a matar ya.

Mis hermanas, con un “Hola”, y le dieron una mirada bastante rara, la cual no me gustó para nada.

Fuimos al comedor. Todos se sentaron rodeándonos, yo…sólo le tomé la mano para que supiera que estaba con él y que no lo dejaría. Y empezó el interrogatorio por parte de mi hermana Yessenia: ¿Qué haces?, ¿Estudias?, ¿Trabajas?, ¿Con quien vives?

Quería pegarle… ¡UN SCOTCH EN LA BOCA!

Mis padres muy calmados escucharon cada palabra de él. Y así pasaron las horas, las cuales yo me mantuve en silencio y con cada palabra de la conversación mi corazón latía más o con menos intensidad. Comimos lo que mi mamá tenía preparado. Yo casi ni toqué la comida. Él, yo se que a él le hubiese gustado llenarse la boca con pan o queque, tan sólo para evitar algunas preguntas, pero no lo hizo ¡ay!, si es tan lindo.

YA, ya, soy babosa, pero debo admitir que él no es cualquier persona. Joaquín me cambió la vida en 360º. Yo no quería volver a enamorarme y se lo dije las primeras veces que hablamos. Había sufrido ya mucho por otros que sólo se encargaron de romper mi corazón. Él con mucha paciencia, muchísima, debo decir, reconstruyó todo y lo fue sanando de a poco, hasta que… me enamoré de él, “hasta las patas” como algunos dicen.

-Debo decir – empezó mi papá- que eres un buen joven, no se si el adecuado, solo ella lo sabe… pero por mi ningún problema. Con que la trates bien, la cuides como tu propia vida y si le haces algo, te atreves hacerle algún daño…

-Nos entristecería mucho – dijo mi mamá, terminando la frase a mi papá –Eres un buen chico y veo que quieres mucho a mi guagua.

-¡Mamá! – dije yo, avergonzada por la palabra que acababa de usar.

-Si, si, bien, tengo un cuñado casi médico, supongo que me atenderás gratis, ¿no?- dijo Yessenia.

Joaquín sólo se dispuso a reír.

-Nada que decir- dijo mi hermana mayor- cuídala, que ella es de las personas que se rompen fácilmente.

-Lo haré, amo mucho a su hija, soy feliz con ella.

Y de nuevo no me di cuenta que todo había terminado. La gran tortura por la que pasé antes de llegar a casa, ¡y lo aceptaron!

Así concluyó aquel día, que a mi se me hizo eterno. Acompañé a Joaquín a la estación de metro, lo abracé con todas mis fuerzas, creo que lo ahogué un poco pero el respondió con lo mismo. Lo besé fuertemente y le dije:

-Desde ahora, nadie podrá alejarme de ti, porque nuestro amor es demasiado grande y fuerte como para ser destruido, te amo…

-Yo también te amo - y terminó con la frase que más me gusta – Por siempre tuyo, por siempre mío, por siempre nuestro.

Pastela ^^

No hay comentarios:

Publicar un comentario