lunes, 16 de noviembre de 2009

Confusión y enredo.


Preguntas simples, respuestas simples, confusiones enormes.

Sin nada que hacer comienzo a unir palabras, no se bien con que sentido, ni para que lo realizo, son solo palabras que no quiero que el viento la desplace quizás donde, en su caprichoso viaje, tal vez las quiero plasmar para que sientas que mis palabras no son solo partículas de sonido que algún día el viento se encargara de esparcirlas donde el más quiera, sin poder yo controlarlas.

Me pregunto el motivo de esta sonrisa que ahora tengo. Es difícil cuestionarse tantas cosas, pero creo que es un motivo de poder crecer, tal vez no disfrute la vida (aunque siento que si la he disfrutado), pero bueno momentos para poder pensar en mi mismo y en todo esto son escasos.

Buscando respuesta el pasado jueves camine por el parque, plagado de esas pequeñas gotas parecidas al algodón y a la nieve que caen en esta época de los árboles, fue genial arrastrar los pies por el pasto cubierto por esta nieve primaveral. Aunque la gente deteste esta nieve, para mi es una especie de regalo, ya que aquí ver los suelos cubierto por un manto blanco es prácticamente imposible. Seguí mi camino, sin rumbo alguno, solo buscando respuesta a cosas que talvez no tengan sentido, y creo que en ese momento tampoco lo tenían, sólo salieron respuesta obvias de cosas obvias, pero que cuestan darse cuenta, que aunque la sepas de memoria y puedas dar clases de cómo afrontarlas, a veces se te escapa de las manos y no las usas estas enseñanzas, lamentablemente te das cuenta cuando ya esta todo perdido y cruzas una pseudo-línea de no retorno, donde ya esta todo perdido.

Camine en contra de la dirección de esta línea de no retorno, y le gane. Sigo en camino, feliz, deseando que estubieras aquí, conmigo bajo nuestro árbol, riendo, abrazados, mirándonos fijos, de la mano o simplemente acostados en el pasto. No quiero que el viento se lleve lo que pensaba en ese momento, Te quiero, te extraño, te necesito, nunca te abandonare o siempre estaré. Son cosas obvias, pero que no quiero que el viento se las lleve al país del olvido, sino que guardarlas en un cofre de recuerdos para que siempre esten contigo.

Esa tarde seguí caminando, con todas las respuestas, con rumbo a encontrarme en tus brazos nuevamente.

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