De partida tomaré el hecho de que no nos conocemos ni a nosotros mismos. Muchas veces ni siquiera sabemos lo que queremos (pero si sabemos que cosa no queremos, algunas veces), hacemos intentos infructuosos de lograrlo, saber quienes somos y para que venimos a este mundo. Pero al final gran parte de las cosas sale al andar y por ende vamos cambiando y es imposible saber quienes somos concrétamente en este proceso dinámico de la vida.
Volveré al punto que quería tocar, conocer a un otro es aún más complicado. Es todo mundo, son muchas cosas, experiencias que lo van determinando. Es imposible asociar a otra persona con sólo un elemento.
Ejemplo: Joaquín y el Heavy Metal. Si, es uno de mis aspectos más notables y muchas veces deducible a primera vista, pero no me determina para nada. Hay realmente un número inimaginable de cosas conmigo. Como un tera o un exo de cosas (remítase a prefijos del sistema internacional) que me han determinado de cierta manera.
Y esto también lo voy comprendiendo mientras conoces a otra persona. Te das cuenta de su complejidad y como esta red compleja muy parecida a un fractal que termina, en última instancia, encantándome de manera real.
No te conozco ni el 1%, pero aún así me parece muy interesante seguir conociéndote.
No me conozco ni el 1% y aún así quiero seguir sabiendo más cosas de mi.
Es tarde y creo que es tiempo de encontrar la felicidad durmiendo.
Puede que te esté reduciendo a un fractal, pero creo que es de las pocas cosas que puede demostrar nuestra complejidad como personas. |
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